1972 Construcción de la Barriada El Chaparral sobre la Huerta de San Carlos
martes, 5 de diciembre de 2023Localización y vista aérea de la Huerta de San Carlos
En el pago conocido como “Canta el Gallo”, al pie de la línea férrea de Sevilla a Cádiz y donde en la actualidad se levanta la barriada de “El Chaparral”, existió a principios del siglo XX una extensa huerta que llevaba el curioso nombre de “San Carlos”, en homenaje al pretendiente carlista Carlos VII de Borbón. Se trataba de una propiedad de 18 aranzadas de extensión, con varios caseríos, un pozo con noria, alberca, numerosos árboles frutales (principalmente naranjos, en su variedad de dulces y agrios), eucaliptos y varios olivos de aceituna gordal. Su propietario era un personaje que jugó un papel destacado en la Dos-Hermanas de la transición del siglo XIX al XX: don Jesús Legallois de Grimarest y Villasís.
Trabajadores de la Huerta de San Carlos
Para que la finca, que estaba situada en las afueras de la población en esas fechas, no estuviera tan aislada, Grimarest fomentó e impulsó la creación del actual barrio de San Sebastián (construido en buena parte sobre terrenos de su propiedad, por lo que también ganó dinero, que destinaría a la financiación de su proyecto del balneario), la restauración de la capilla del mismo nombre, la creación de la avenida de la Cruz y de la plaza de toros de Dos-Hermanas y, por último, el traslado del recinto ferial al pago de “Canta el Gallo”. En 1905, y gracias a la “Guía de Sevilla y su provincia”, tenemos constancia de que el establecimiento de aguas minero-medicinales estaba en funcionamiento. En esa publicación vemos la siguiente referencia: “Aguas Minero-medicinales (Establecimientos). “Huerta de San Carlos”. Propietario: Don Jesús Grimarest (sic)”. Y un año más tarde, en mayo de 1906, don Jesús organizó un almuerzo en esta finca en honor del líder carlista Juan Vázquez de Mella, evento que fue recogido ampliamente por la prensa nacional, lo que le benefició desde el punto de vista publicitario. Sin embargo, el proyecto del establecimiento de aguas contó casi desde el principio con innumerables inconvenientes y, al final, Grimarest no tuvo más remedio que abandonarlo, después de haber invertido buena parte de su hacienda.
Para 1909, los gastos de mantenimiento de la finca eran enormes y el negocio apenas daba beneficios. Grimarest, en una situación económica complicada, no tuvo más remedio que vender. Este fue el principio del fin de este magnífico edificio. El nuevo dueño fue el sevillano Matías Óñiga, quien en septiembre de 1909 pidió al Ayuntamiento licencia para cerrar con un muro de un metro de altura y otro de pilares de hierro y alambres de espino “una finca de la propiedad de dicho Señor denominada San Carlos”. Tiempo después, en julio de 1913, falleció en esta finca don Antonio Armero Manjón, hermano del conde de Bustillo y sobrino carnal de la famosa condesa de Lebrija.
A partir de esa fecha, apenas se tienen datos de la huerta de San Carlos. A mediados del siglo XX la finca estaba en manos de la familia Parladé Escobar y en la década de los años 70 se construyó la actual barriada de “El Chaparral”, perdiéndose irremediablemente una emblemática huerta nazarena, el sueño de don Jesús de Grimarest.
Autor: Jesús Barbero Rodríguez, 2020