Años 50, Noches frías de enero reunidos en casa al amparo del brasero escuchando la radio

miércoles, 29 de enero de 2025

Podcast con la lectura completa del relato


Estas noches tan frías de enero me traen a la memoria retazos de mi infancia.

_"AQUÍ RADIO ANDORRA, EMISORA DEL PRINCIPADO DE ANDORRA".

La radio telefunken cantaba la hora para que los más pequeños de la casa se acostasen; mientras, los mayores se sentaban a oír la Pirinaica, los niños se iban a dormir.

La tertulia al calor del brasero con las cartas y alguna copita se alargaría mientras duraba  "el parte" nocturno .

Las discusiones políticas eran encendidas pero las partidas de cartas se oían más que la radio.

_¡Siete y media!

_¡Gané!

_Venga, otra partida y a la cama que mañana hay que madrugar.

Mi Nano, Juventino, me subía las escaleras a cuesta y a mí me encantaba.

Mi madre siempre se acostaba conmigo, allí los dejaba a todos pues ella tenía que madrugar para hacer el desayuno por las mañanas. 

 En las noches heladoras de invierno envolvía mis pies fríos en su camisón y me los calentaba mientras en la ventana repiqueteaba la lluvia con fuerza.

_¡¡¡LAS DIEZ Y SERENOOOOOO!!!!

El sereno hacía su ronda cantando su eterna canción; con su grueso garrote y bien abrigado velaba por los vecinos que descansaban tranquilos.

   Las campanadas del reloj de la catedral habían dado la hora apenas audibles por la recia lluvia y el viento que ululaba fuertemente en la ventana. 

  Me gustaba acurrucarme junto a mi madre y sentir su tibieza.

En el alto patio de luz, los enormes canalones de hojalata silbaban con un sonido quejumbroso cuando el viento se deslizaba por ellos; me daba miedo aquel rujido de metal y más me acurrucaba junto a mi madre para escuchar su respiración y olvidar el aullido del vendaval.

En la mesita de noche el reloj despertador cantaba su rítmico tic, tac...tic, tac...

El mundo se paraba, el tiempo se paraba, sólo ella y yo; fuera la lluvia, la helada y el viento.

¿Qué  mas necesitaba para ser feliz en la inocencia de la infancia?

Lo tenía todo .

Eso era la felicidad, sólo eso.

Y yo no lo sabía.

Autora: M.José Rodríguez Delgado