¿San Sebastián Patrono de Dos Hermanas?, Cristo de las aguas, Cristo del lagar o de las viñas, Cristo de San Sebastián o del barrio de San Sebastián

martes, 13 de junio de 2023


Si preguntamos en el pueblo, especialmente a nuestros mayores, ¿quien es el patrono de la Ciudad?, la respuesta mas común que recibimos sin titubeos  es “San Sebastián”, cuya festividad se celebra el 20 de enero, protector de las epidemias y pestes, junto a San Roque y Sta María Magdalena. Por eso es frecuente encontrar ermitas o iglesias dedicadas a este Santo en muchas poblaciones.

San Sebastián en la provincia

Según el profesor Sánchez Herrero, en el siglo XVI existieron en muchos pueblos del antiguo Reino de Sevilla ermitas y hospitales consagrados a San Sebastián, en donde curiosamente radicaron también cofradías de Vera Cruz, como sucedió en Dos Hermanas o Villafranca de la Marisma (ahora Los Palacios). El trajín del río y la Carrera de Indias incidió notablemente en la propagación vertiginosa de los contagios de pestilencias, Los nazarenos se vieron afectados por innumerables epidemias, por lo que no dudaron en acudir a este Santo en busca de protección. Aquel fenómeno calamitoso suscitó una angustiosa temeridad y los ayuntamientos de innumerables localidades proclamaron patrón a San Sebastián en los primeros años de «La Peste». En Dos hermanas aquella devoción se materializó en la construcción a fines de la década de 1550 de la actual capilla de San Sebastián, bendecida en noviembre de 1567.

Es patrón, entre otros municipios, de Puebla del Río, Marchena, Lora del Río, Fuentes de Andalucía, Camas, Tomares, Los Molares, Villafranca de la Marisma (actual Los Palacios y Villafranca), Brenes, Villaverde del Río y Cantillana. Curiosamente, casi todas las localidades ribereñas orilladas al Guadalquivir lo proclamaron intercesor. Ocurre así también en los casos de Sanlúcar de Barrameda y el Puerto de Santa María.

La Patrona y la Virgen Protectora

Si bien es cierto que la patrona oficial es Santa Ana, y lo es desde tiempo inmemorial. En el siglo XIX, hubo un intento de que fuera patrona la Virgen de Valme, y airádamente, se opuso la hermandad de Santa Ana. Se llegó al consenso de llamar a la virgen protectora, y así Santa Ana continuó con tal título de patrona. A la Virgen también se le llama, patrona del Excelentísimo Ayuntamiento y, además, tiene la medalla de oro de la ciudad, impuesta el 14 de octubre de 1995, víspera de la romería, por el señor alcalde.


La respuesta de nuestros mayores tiene su fundamento, ciertamente la devoción era antigua, se remonta por lo menos, como hemos indicado al siglo XVI. En aquella,  recordemos que en Dos Hermanas, le estaban dedicados dos templos, uno la conocida y actual capilla de San Sebastián y otro en la aldea del Rincón de Hernando Ibáñez, sita en nuestro término municipal según nos indica el historiador Jesús Barbero Rodríguez. Además, una tradición que ha llegado hasta nuestros días afirma que San Sebastián es el Patrón de nuestra ciudad, aunque este punto aún no ha sido confirmado por los documentos. Si bien, en las actas capitulares y en otros documentos como protocolos notariales o registros sacramentales, se nombra a Santa Ana como “Patrona de la villa”, no ha aparecido todavía documento que recoja tal título para San Sebastián. En cualquier caso, lo podemos considerar como patrón “oficioso” de Dos-Hermanas.


Sobre la vida del santo, Ingresó en el año 269 en el ejército romano y fue tenido en gran estima por los emperadores Diocleciano y Maximiano. El primero le confió el mando de la primera cohorte y lo agregó a su cuarto militar. Ya era cristiano y aprovechando su situación de privilegio auxiliaba a sus compañeros en la fe. A lo que se ve, el papa San Cayo (283-296) lo distinguió con el título de ‘defensor Eclesiae’. Convirtió a muchos a la fe, lo que indignó a Maximiano, que había puesto en él toda su confianza y que lo condenó a ser asaeteado por los arqueros de Mauritania. Lo dejaron por muerto, pero no murió y una piadosa viuda Irene lo encontró herido, aunque lo creía cadáver, y recogió su cuerpo y lo curó. El santo volvió ante Maximiano, que lo mandó apalearlo hasta la muerte, en el palacio imperial, en el sitio donde hoy se encuentra la iglesia de San Sebastián o alla Polveriera. Sus despojos fueron echados a la Cloaca Máxima pero, en el mismo momento en que sus verdugos hacían esto, se apareció San Sebastián a la pía dama Lucina revelándole el lugar donde se veía su cuerpo. La electa dama, usando terminología paulina, lo recogió colocándolo en las catacumbas. Hoy, se guarda en un sepulcro mandado construir a principios del XVII por el cardenal Escipión Borghese. 

Hoy en día, se conserva una imagen de este Santo Mártir en una sencilla hornacina situada en el lado de la Epístola del presbiterio de la histórica capilla que lleva su nombre. Fechada en el siglo XVI, presenta a San Sebastián en su tradicional iconografía, esto es, atado a un árbol, asaetado y con la mirada puesta en el cielo.



El Santo Cristo de las Aguas o del Lagar, Cristo de San Sebastián o del Barrio de San Sebastián


Esta histórica talla también es conocida con otros apelativos relacionados con algunas tradiciones populares. Una de esas denominaciones es la de ‘Cristo de las Aguas’, porque los nazarenos, en tiempos de pertinaz sequía, recurrían a Él en demanda de lluvias, como ocurrió en 1882. Pero también es conocida como ‘Cristo del Lagar’ o ‘de las Viñas’. El origen de este nombre se encuentra en unas pinturas al fresco que adornaban el muro donde se encontraba el viejo retablo mayor de la capilla de San Sebastián y que representaban a Cristo crucificado, y adosados a la cruz dos ángeles exprimiendo racimos de uva, cuyo mosto recogían otros dos ángeles que llevaban bandejas. Pinturas que a finales del XIX fueron tapadas, y ‘descubiertas’ durante las obras de restauración de la capilla de 1911-1912. Tal denominación ya existía a mediados del siglo XIX, siendo recogida por ‘Fernán Caballero’ en una de las cartas que envió a Antoine Latour, fechada el 4 de mayo de 1857. Por último, otra denominación que ha llegado hasta nuestros días es la de ‘Cristo de San Sebastián’, en referencia al lugar donde se venera, la ermita o capilla de San Sebastián Mártir. La primera vez que se le menciona de esta peculiar forma es en el antes mencionado testamento de Isabel Alfonso, redactado en 1642. Es una denominación que tuvo fortuna y aún hoy se sigue empleando en ciertas ocasiones, también con la variante ‘Cristo del barrio de San Sebastián’.

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Este post se ha construido sobre los artículos publicados en los periódicos El Nazareno y La Semana, la asociación cultural Searus,y especialmente elaborado sobre lo publicado por el historiador Jesús Barbero Rodríguez en El Nazareno y en la página de facebook 

Dos Hermanas Crónicas de un pueblo

http://searus.blogspot.com/2018/01/san-sebastian-patron-defensor-de-la.html

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