1999, Fotografía en texto de la Plaza del Arenal,

martes, 13 de agosto de 2024

En este post el autor nos fotografía con sus palabras la Plaza del Arenal de 1999.


Plaza del Arenal años 60


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La Plaza del Arenal se erige por múltiples motivos y diversas razones en uno de los lugares más representativos de nuestra ciudad de Dos Hermanas.

Con estas notas y apuntes no pretendo en modo alguno agotar toda la historia que encierra y atesora dicha plaza. Tan sólo invitar al amigo-lector a dar un paseo por este singular y típico paraje, rotulado en el nomenclator en un principio como “Paseo de Federico Caro”, hoy actualmente como Plaza del Arenal.

En primer lugar hemos de observar su enorme amplitud, con grandes espacios abiertos y su gran vistosidad. Al pronto, causa impresión a toda persona que nos visita. Zona de confluencia de un gran número considerable de calles: Manuel Calvo Leal, Capote, Ntra. Sra. de Valme, Canónigo, Melliza, Botica, San Alberto, Avenida de Sevilla y Avenida Ramón y Cajal. El Arenal ha sido sin duda alguna un lugar muy transitado por nazarenos y foráneos por varias razones, y aún todavía en la actualidad lo es, si bien quizás en menor medida. Por su especial ubicación, tras la conocida “Venta de las Palmas”, era la entrada a nuestro pueblo, así como travesía obligada hacia otras localidades, tales como Alcalá de Guadaira, Utrera, Carmona, etc...


Plaza del Arenal años 60

Hoy, tras las obras de la ronda de circunvalación, se ha reducido en gran medida el tráfico tan intenso que como consecuencia del incremento del parque automovilístico ha venido soportando durante años. También destino de llegada y salidas de trenes, parada de autobuses con distintos destinos, a Sevilla, Montequinto, Alcalá, etc..., así como de taxis. Lugar de paseo vespertino o matinal de mayores, sitio de recreo y juego para niños... mientras, sus padres conversan... Sitio de tránsito o paso de muchísimas mujeres aceituneras “con copa de cisco en mano y blanco mandil”, toneleros, faeneros, etc... quienes se dirigían hacia los distintos almacenes de aderezo de aceituna, Lissén Hnos., La Lagunilla, José Gómez Claro, Hijos de Ybarra, Carbonell y Cía., Armando de Soto, etc... por citar algunos. Asimismo durante varias décadas tenían lugar en dicha plaza las Tradicionales Fiestas de Santiago y Santa Ana, juntamente con Los Jardines y Calle Real, y aún hoy pervive esa íntima velada con motivo de la Fiesta de la Patrona Santa Ana.

De forma circular, con sus peculiares bancos de ladrillos de taco alrededor de la misma y con su herraje tan sevillano..., con sus majestuosos naranjales que además de ofrecer una sombra excepcional, perfuman con su aroma de azahar las tardes apacibles de primavera..., flanqueadas por altas palmeras -recientemente una de ellas se secó y fue sustituida-..., su pavimento de losas de la fábrica de Vitaller… Con muy mal gusto fueron reemplazados en los años 1975-76 sus grandes adoquines por aglomerado asfáltico, perdiendo así uno de los elementos más genuinos de una plaza. Me viene a la memoria aquellos quioscos de chucherías que bordeaban la plaza... hoy desaparecidos. Y los restantes quioscos donde se servían bebidas, tapas y licores..., “El de Clemente”, “El de Juan el de Mairena”, “El de Félix” haciendo esquina... Tan sólo pervive el que regentan los Hermanos Santiago Muñoz, Manolo y Paco... En el corazón de la misma y como corolario, se alzaba el Kiosko de la música, llamado vulgarmente como “El Tablao de la música”, con bella techumbre y sótano; donde en las tardes de Domingo el inolvidable maestro Sr. Fernández Mejías, dirigía aquella excepcional banda de música interpretando valses, pasodobles, etc...

Sin sensibilidad alguna fue objeto de la bárbara demolición en los años setenta, construyéndose en su lugar una fuente con circuito cerrado de agua iluminada. Si observamos su panorámica externa, se encuentra rodeada por edificios peculiares y característicos de muy diversa índole algunos de los cuales ya no presentan su fisonomía original, otro no obstante han resistido el paso de los años.

Comenzando por una casa típica, vivienda que fue propiedad del inolvidable médico D. Manuel Calvo Leal, recientemente demolida. En su planta baja y en una pequeña accesoria se encontraba el Bar “Techo Alto”, siendo famoso por sus mariscos y buena cerveza. Junto a este inmueble la antigua hacienda de San Antonio que comunicaba con la calle Ntra. Sra. de Valme, también llamada “molino de Alonsito” y que en el Siglo XIX, fue propiedad de D. Francisco Ávila Ramos. En sus últimos años fue fábrica de aceites y jabón de D. Juan Tamaritz Martel-Fabre. Haciendo esquina, donde hoy se alza tan “monstruoso y horrible rascacielos”, se situaba la tienda de electrodomésticos y muebles de Manuel Rodríguez Martín, así como uno de los bares más singulares de esta plaza, “La Confitería”, regentada en un principio por Ramón y su esposa Encarna. Lugar muy frecuentado por corredores de aceituna así como por una amalgama muy singular de variopintas personas. Posteriormente cambiaría su nombre por “Cafetería Miki”, para pasar a llamarse en la actualidad Bar Arenal. Continuando, llegamos a la casa propiedad de la familia de Julio Velázquez formando esquina con Calle Canónigo y Ntra. Sra. de Valme. En su parte alta se estableció un tiempo en sus inicios de Peña Sevillista de dos Hermanas; luego durante bastantes años sería Notaría de Félix Monedero Gil, y desde hace ya unos años Gestoría de Juan Varela Gómez. …Recuerdo cuando los autobuses estacionaban en la puerta de este inmueble... El pavimento impregnado con grandes manchas de residuos de aceite... ¡Qué olor tan desagradable a gasóleo y humos de la combustión de los autocares!... En frente una de las casas también de abolengo, antigüedad y de gran belleza propiedad de la familia de José Hidalgo Oliva. Se conserva el estilo de la fachada al menos desde la mitad hacia arriba, balcones y ventanas. Allí lleva varias décadas una entidad bancaria decana de nuestra ciudad, el Banco Central. Avanzando hacia la derecha nos encontramos con varias accesorias, entre ellas, la pescadería y freiduría de la familia González Tagua. ¿Quién no recuerda a la Sra. Tagua con mandil reluciente despachando pescado frito?... ¡Qué olor tan peculiar emanaba de este negocio por las tardes noches!... En la actualidad se encuentra cerrada. Colindante a este negocio, nos damos con uno de los bares más singulares de nuestra ciudad, el Bar Belindo. Fundado por el inolvidable José Jurado Alcocer, “Joselito el de Belindo”, y que hoy continua su hijo Pepe. Tiene una peculiar y variada clientela, que día tras día llena dicho establecimiento, para tomar su buen café y exquisitas tostadas así como sus vinos y licores. Su peculiar mostrador, único quizás en Dos Hermanas... -¡Oiga! ¿Me puede decir a qué hora llega el autobús de Sevilla?... Y ¿el de Montequinto dónde para?... Pee siempre con paciencia y buen humor contesta e informa al usuario. Junto al “Belindo” estuvo hace tiempo una calentería, pero desde hace ya varios años se ubica una sucursal de loterías y apuestas del Estado, que siempre está llena, y que administraba Antonio Cuajares Gómez, fallecido hace unos años. ¡Qué buena persona era Cuajares!... Con sus ocurrencias y sus anécdotas... Siempre alegre, bromeando... con mascota en mano,... era de esas personas a las que siempre se las echa de menos. Tras el kiosco de prensa y revistas de Antonio, el Bar “FIFA” en una esquina también muy típica. Allí los Hnos. González Gavira, Manolo, Diego y Pepe, servían con temprana puntualidad, sus exquisitos aguardientes, anises... y cafés... Ilustrando su fachada los carteles de las corridas de Toros, y en su interior el salón donde se juega a la partida de dominó y se vibra domingo tras domingo con los partidos de fútbol, Sevilla y Betis... y luego sus apasionadas tertulias después del partido. Otro bar muy característico que aunque no está situado estrictamente en la Plaza del Arenal, sino en el comienzo de la calle Botica, era el “PILI” propiedad del difunto Antonio Cardona, con sus aceitunas aliñadas y su patio interior de albero, donde daba gustar tomar una cerveza o tinto muy frío con tomates con sal bajo su techumbre de tejas... La tienda de comestibles y ultramarinos de Bienvenido Cala Lora. Allí uno podía encontrar de todo como en “Botica” y “a cualquier hora”. Recientemente ha sido cerrada. En la Avenida de Sevilla esquina a San Alberto el Bar de Dositeo, hoy Lavandería, el kiosco de chucherías de Pedrito, “Mi Bodega”, y la pescadería-freiduría de Pérez también cerrada. Con dirección al puente subterráneo y a todo lo largo, la esquina propiedad de la familia García Cebador, el Bar “El Niño”, con un buen salón donde se pueden degustar comidas caseras y excelentes desayunos...

Por tener, esta plaza tiene expendeduría de tabacos, taller de reparaciones de bicicletas y motos propiedad de la familia Valladares; la cochera de la familia Chacón y la cafetería Milán lugar muy frecuentado por jóvenes. Junto al Colegio de la Compasión el Bar Ronda donde se podía tomar unos vinos con buena chacina al frente del cual se encontraba Antonio Gamarro. Y qué podemos decir de la bellísima estación de trenes. ha sido objetos de una gran remodelación y mejora. Así se ha preservado y remozado el edificio principal del vestíbulo. La antigua cantina se demolió y hoy se alza una nueva atendida por Manuel Santiago Muñoz, sus hijos y hermano Paco, con sus excelentes tapas de aliño, riñones, su fría cerveza y buen café.

Sin duda alguna las mejoras en los trenes de cercanía traducidas en puntualidad, limpieza, precio, horarios, etc... han hecho que muchos jóvenes estudiantes, personas que trabajan en Sevilla, demanden y utilicen en mayor medida este medio de transporte. La mejora en cuanto a la gran explanada para establecimiento de vehículos así como su iluminación vanguardista han sido una de las últimas actuaciones que an configurado una mejor imagen al conjunto del Arenal.

Y que no se le olvide la referencia a los “Jardines de la Pimienta” necesitados de obras de mejora y adecentamiento. Bueno... Ha terminado el paseo... ¿Te ha gustado?... Me faltan muchas cosas que narrar... -Ah!, no he hablado de los aspectos negativos de la Plaza... De eso otros a buen seguro se encargarán... Os tengo que confesar que a pesar de todo, soy un enamorado del Arenal...

Autor: Salvador Arribas Monge, publicado en la Revista cultural de feria de Dos Hermanas de 1999