1968, Almacén Huerta Casanova, mesa de «deshuesaoras»
lunes, 15 de abril de 20241968, Mesa de «deshuesaoras» en la Huerta Casanova
“Mesas de deshuesadoras” Así llamaban a las operarias que le quitaban el hueso a las aceitunas, para rellenarlas de pimientos, de anchoas, de almendras, de pepinillos o de otras cosas, pero lo mas que se hacía era rellenarlas de pimientos rojos cocidos. Como se ve en las fotos se deshuesaba con un punzón, y una boquilla que tenia un poco menos calibre de la aceitunas que se quería deshuesar, cada vez que se cambiaba de tamaño de aceitunas, se cambiaba el punzón y la boquilla, al empujar el punzón con la palanca que tenia un eje y un muelle, la aceituna se ponía en la boquilla, que estaba sujeta a la mesa, el hueso caía por debajo, a una espuerta, que cada "deshuesaora" tenía debajo, luego le pesaban los huesos a cada "deshuesaora", y le pagaban el salario por kilos de huesos, cada tamaño tenia un precio, las aceitunas gordales, se tenían que meter en cámaras de frío, para que estuvieran tiesas para deshuesarlas, llegaban a las mesas del deshuesado congeladas, las manos de las mujeres se les quedaban congeladas, y pasaban un frío impresionante, había que ver a esas mujeres, con que rapidez y habilidad, quitaban los huesos a las aceitunas, no se les veían las manos, solo sentir el ruido de la palancas y el hueso caer , en mas de una ocasión, se reventaban los dedos, con el punzón, y tenían que accidentarse, a mas de una, las he visto yo desmayarse, por la sangre y el fuerte dolor, cuando se cogían los dedos, y se accidentaban, se decía “fulanitas esta cogía” , cuando ponían la aceituna mal en la boquilla y Salia el agujero de lado, se les llamaban “beatas” y la que hacia muchas beatas, se ganaba la bronca del encargado, eran sancionada, algunas con empleo y sueldo. Era todo un espectáculo ver a esas mujeres quitarle el hueso a las aceitunas, coger una aceituna ponerla en la boquilla derecha y de pié y al mismo tiempo apretar el punzón, lo hacían en décimas de segundo, solo se veían huesos cayendo en la espuerta, y aceitunas deshuesada al cajón, que tenían delante a la altura del estomago, esto era un trabajo de mucha habilidad y mucho coraje.
Publicación de Antonio Morales Alcocer (E.P.D.). en su obra El nacimiento de una gran ciudad. Historias de los viejos almacenes de aceitunas (2015)