1974, Los Cuatro Cantillos, un lugar emblemático de Dos Hermanas
domingo, 25 de febrero de 20241. Introducción
El cruce de las céntricas calles Canónigo y San ta María
Magdalena constituye uno de los lugares más conocidos de Dos Hermanas, «Los
Cuatro Cantillos». Obviamente, su ubicación neurálgica explica esa
circunstancia. Aunque ciertamente, y como se verá, es un lugar que ha perdido
la importancia de siglos idos, y el encanto castizo de décadas pasadas. Quizá
por esto mismo sería conveniente –o, mejor, agradable– ofrecer algún apunte,
siquiera histórico o curioso, sobre este enclave de las entrañas de Dos Hermanas.
2. un nombre popular
Parece que la denominación «los cuatro cantillos» hunde sus
raíces en siglos pasados. En todo caso, es incontestable que ya en el siglo
XVII existían las calles cuyo cruce dan lugar a él. Por entonces, la calle
Canónigo se denominaba tal cual, mientras que la calle Santa María Magdalena
recibía el nombre de Marea (LóPEZ GuTIéRREZ, A. J., SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., 1991, P.
99). ya entonces, algunas convocatorias del Concejo de Dos Hermanas se hacían a
través de edictos colocados en las paredes de dicho cruce (Ídem, P. 119). Es
probable que ya fuese conocido por ese nombre. Sí parece que entre los siglos
XVIII y XIX recibía dicha denominación, tal como nos indica el historiador
Jesús Barbero Rodríguez. De hecho, la referencia más antigua sobre esta
denominación que ha encontrado es la de 1800, según el aprecio de los bienes
del escribano público Francisco José de Rivas (BARBERO RODRÍGuEZ, J., 2012, P.
69, nota 127).
Ahora bien, ¿de dónde procede tal nombre? No puede
descartarse que se debiese a la existencia, en algún momento del devenir de los
tiempos, de cantos en las esquinas del cruce; no se trata, desde luego, de un
nombre exclusivo de nuestro pueblo. Sin embargo, tampoco puede descartarse otra
hipótesis que, desde luego, debe ser sometida a examen documental. Según las
investigaciones de Barbero Rodríguez, se ha podido saber que entre fines del
XVIII y principios del XIX, en una de sus esquinas se ubicaba una huerta
perteneciente a los hermanos Ramos Cantillo (Ídem, P. 160). De Antonio Ramos
Cantillo ha podido averiguar más datos, hasta el punto de poder dar a conocer
importantes aspectos biográficos (cit. aut., 2010, Pp. 81-82). En relación a
ello, el investigador José Sánchez Gutiérrez apunta que el nombre se recibió
por el hecho de que en dicho cruce existía una huerta que cultivaban los
hermanos Agustín, Francisco, Antonio y Catalina Gutiérrez Cantillo (SÁNCHEZ
GuTIéRREZ, J., 2003, P. 194).
No existe, por ahora, documentación histórica que arroje de
manera definitiva el origen de tan popular nombre, pero a tenor de las
investigaciones con las que se cuenta, no sería descabellado pensar que, en
efecto, se debiese al apellido de algún vecino. Lo cierto es que todo parece
indicar que, por ahora, la razón de este nombre se pierde en el folklore
popular. Solo con futuras investigaciones se podrá arrojar luz sobre esta
cuestión.
3. De pregoneros, campanas y edictos
Los cuatro cantillos no fueron simplemente un lugar popular,
sin más, por el hecho de su ubicación. Aunque por ello mismo fueron algo más a
lo largo del tiempo. Concretamente, y así se ha constatado documentalmente, por
su enclave era utilizado como lugar de colocación de edictos por parte del
Concejo de la villa. ya se ha dicho que en el siglo XVII el Concejo exponía en
este lugar sus edictos. Esto indica, claramente, que era un lugar transitado y
en el que confluía todo el núcleo poblacional. Era, ciertamente, un cruce de
caminos. A él se podía llegar a través del propio Camino de la Serrezuela. El
Concejo de la villa de Dos Hermanas hacía las comunicaciones pertinentes a
través del toque de campanas de la iglesia de Santa María Magdalena, a través
de pregoneros o, también, mediante estos edictos en los cuatro cantillos y en
las casas capitulares (LóPEZ GuTIéRREZ, A. J., SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., op. cit., P.
119). También se le siguió utilizando para este cometido durante siglos
después. Así, por citar un ejemplo puntual, en pleno siglo XIX los decretos de
la Sala del Crimen de la Real Audiencia de Sevilla eran colocados allí (BARBERO
RODRÍGuEZ, J., 2012, P. 69).
4. El mirador de los cuatro cantillos
Hasta finales del siglo XIX, Dos Hermanas seguía siendo una
villa con bastantes carencias. Las casas iban mejorando paulatinamente, pero el
estado de las calles era bastante deficiente, hasta el punto de que algunas
eran prácticamente intransitables (ANTóN RODRÍGuEZ, E., 1985, Pp. 137 y ss).
Quizá no fuese éste el caso de los cuatro cantillos, dada su importancia y
ubicación. Al menos hacia fines del siglo XVIII ya se encontraba en una de sus
esquinas el mirador conocido durante el siglo XX como «del Pasaje», «de los del
Pasaje» o «del Niño del Pasaje» (BARBERO RODRÍGuEZ, J., 2007, Pp. 17-18).
Posiblemente, la aparición de esta casa fuese el resultado de los cambios que
empezó a experimentar Dos Hermanas durante el siglo XVIII (PINEDA NOVO, D.,
2000, P. 10).
El mirador estaba ubicado en la casa de la esquina que,
actualmente, ocupa un edificio en 2013 97 «Mirador» de los Cuatro Cantillos
(Fototeca Municipal de Dos Hermanas) cuyos bajos se ubica la sucursal de una
conocida entidad bancaria. Se trataba de un mirador de los denominados de
sillón (GONZÁLEZ MORENO, J., 1997, P. 106). Dicho inmueble fue derribado en la
década de los setenta del siglo pasado. Su derribo fue tildado de pérdida
irreparable (SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., 1980, P. 55) y con él se perdió uno de los
elementos arquitectónicos más significativos del caserío de Dos Hermanas. Con
el ruido de las piquetas callaron las voces de varios siglos.
No pueden aportarse datos de cuándo se construyó dicha casa.
Sí se sabe, no obstante, que fue propiedad de un escribano público de la villa
(de 1760 a 1800), Francisco José de Rivas (BARBERO RODRÍGuEZ, J., loc. cit. Pp.
17 y ss). Barbero Rodríguez ha podido documentar que fue dueño de varias
propiedades inmobiliarias, así estacadas de olivar en el Palmarillo, la Venta
las cabras y el Cerro del caballo, y un pinar en el Hoyo negro (Ídem, P. 22,
nota 14). Aledaña a esta casa, tuvo otra en propiedad la Hermandad de Santa Ana
(Ídem, Pp. 17-18; cit. aut. 2010, Pp. 75 y ss).
Pese a que su demolición acaeció en los setenta, durante el
resto del siglo XX y hasta hace pocos años en que desapareció, una casa próxima
a ella también fue denominada como «del Niño del Pasaje». Aledaña a esta
última, y durante una década aproximadamente, se encontraron las dependencias
de la Hermandad del Santo Entierro.
5. un lugar para la memoria Por el empuje del tiempo y de
los avances, que lentamente llegaban a Dos Hermanas, el núcleo urbano fue
experimentando mejoras, si bien, muchas calles seguían sin asfaltar durante el
último tercio del siglo XX. No fue el caso de la calle Canónigo que en 1910 fue
adoquinada. Fue la primera calle de Dos Hermanas que se despidió del suelo de
tierra (SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., 2004, P. 86). Por entonces recibía el nombre de
Reina Victoria (en honor de la Reina Victoria Eugenia de Battenberg), y con su
adoquinado daba mejora a este enclave de los cuatro cantillos.
Con el paso del tiempo, este lugar ha sido testigo de
algunos acontecimientos históricos. Así, el 20 de julio de 1936, en los cuatro
cantillos tuvo lugar uno de los episodios de la Guerra Civil en Dos Hermanas.
Ese día, y por estar el cruce próximo a la Casa del Pueblo (calle Canónigo,
número 33; entonces calle Cabanellas), se entabló un enfrentamiento entre las
fuerzas rebeldes y los defensores del Gobierno que se saldó con varios heridos
y con algunos vecinos tristemente caídos (JuRADO FERNÁNDEZ, M. Á., 2010-2013,
S.Pp).
También ha sido un sitio, como se ha apuntado, de la Dos
Hermanas más castiza. ya, cariñosamente, se ha hablado de él en una ocasión
(DOMÍNGuEZ GONZÁLEZ, J. J., 1984, P. 49), por eso conviene detenerse en su
configuración durante parte del XX. En cada una de sus esquinas se ubicaba un
comercio. Bajo el mirador se encontraba una droguería con el mismo nombre.
Frente a ella, y cruzando la calle Santa María Magdalena, se ubicaba un local
que recibió varios comercios. En las otras dos esquinas, un bar y una tienda de
ultramarinos y comestibles.
La droguería «Los 4 Cantillos» estuvo, algún tiempo, a cargo de Juan Cabezuelo, y era atendida por José Felipe Ocaña. Fue uno de los comercios que más tiempo perduró. El bar «Cruz del Campo», según refiere en un delicioso artículo Álvarez Sarmiento, era propiedad del matrimonio formado por Luis Márquez y Amparo de Tornos (ÁLVAREZ SARMIENTO, J. M., 1987, P. 105). Al frente de la barra, según también Álvarez Sarmiento, se encontraban Juan Miguel Barrera Cueli, León Soria y José Avilés Gamarro (Ídem). En dicho artículo, Álvarez Sarmiento da a conocer simpáticas anécdotas que acontecieron en él y habla de muchos de sus parroquianos: aficionados a las peleas de gallos, cazadores, músicos de la Banda Municipal, etc. El otro comercio que caía frente a la droguería, según testimonios recogidos, fue una zapatería algún tiempo, y en otro una tienda de ropa, «Trébol», que también ha sido de los comercios que más perduraron. Por su parte, el otro comercio del cruce era una tienda de comestibles, conservas y ultramarinos, «Delgado de Cos». Según cuentan mayores, el negocio era explotado por varios socios: Carlos Delgado de Cos, los hermanos López Gómez, y los hermanos Gómez Carballido. En el despacho hubo varios trabajadores, Juan Godoy (DOMÍNGuEZ GONZÁLEZ, J. J., loc. cit.) y otro apodado «Antoñito», por cuyo nombre fue llamada la tienda por algunos de sus clientes.
Con el tiempo se han ido sucediendo otros comercios de
particulares y franquicias. Sin embargo, y tal vez por cuestiones populares o
antropológicas, por quienes conocieron aquellos comercios y los actuales, los
primeros son más recurrentes en la memoria.
6. unos azulejos…
Quizá, por ese recuerdo, en una de las esquinas, hoy se erige
por el celo de una mano particular un letrero en azulejos que reza «Los Cuatro
Cantillos». Los cuatro cantillos es un nombre que se asocia a esa Dos Hermanas
que recuerdan los mayores y las fotos en sepia. El nombre persiste, pero ese
recuerdo castizo también, y lo hace de forma inseparable. Es evidente que va
más allá de esos datos fríos del XVIII, pero sin sobrepasar esa Dos Hermanas
cálida y apacible –inocente, quizá– en blanco y negro que algunos recuerdan y
otros descubren. Quien sabe si el derribo del mirador fue un ejemplo
premonitorio de que esa Dos Hermanas de siempre se iba con los cuatro cantillos
como testigo mudo. Ojalá el paciente lector haya disfrutado, recordando o
descubriendo, lo mismo que quien suscribe ha disfrutado descubriendo e imaginando
ese pueblo que ya se nos fue, aunque, esta vez, lo haya hecho queriendo ofrecer
unas líneas sobre los cuatro cantillos.
6. referencias bibliográficas
ÁLVAREZ SARMIENTO, J. M., El bar «La Cruz del Campo»,
Revista Oficial de Feria y Fiestas de Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento de Dos
Hermanas, Dos Hermanas, Dos Hermanas, 1987. ANTóN RODRÍGuEZ, E., Guía del
viajero por el Ferro-Carril de Sevilla a Cádiz, facsímile, Colegio Oficial de
Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla, Sevilla, 1985. BARBERO RODRÍGuEZ,
J., Historia de la Hermandad de Señora Santa Ana. Patrona de Dos Hermanas
(1517- 1900), La Plazoleta de Valme, Dos Hermanas, 2010. BARBERO RODRÍGuEZ, J.,
La Villa en Armas. Dos Hermanas durante la Guerra de la Independencia (1808-
1814), La Plazoleta de Valme, Dos Hermanas, 2012. BARBERO RODRÍGuEZ, J., Los
Bienes de la Hermandad de Nuestra Señora Santa Ana de Dos Hermanas (1755-
1829), Revista Oficial de Feria y Fiestas de Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento
de Dos Hermanas, Dos Hermanas, Dos Hermanas, 2007. DOMÍNGuEZ GONZÁLEZ, J. J.,
Los Cuatro Cantillos, Revista Oficial de Feria y Fiestas de Dos Hermanas,
Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos Hermanas, Dos Hermanas, 1984. GONZÁLEZ
MORENO, J., Hacia un nuevo concepto de los miradores de Dos Hermanas, Revista
Oficial de Feria y Fiestas de Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento de Dos
Hermanas, Dos Hermanas, Dos Hermanas, 1997. JuRADO FERNÁNDEZ, M. Á., Alzamiento
Nacional, Guerra Civil y Represión en Dos Hermanas. Notas para una futura
historificación de la Guerra Civil en Dos Hermanas, inédito, Dos Hermanas,
2010-2013. LóPEZ GuTIéRREZ, A. J., SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., La villa de Dos Hermanas
en el siglo XVII, Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos Hermanas, 1991.
PINEDA NOVO, D., La Iglesia de Dos Hermanas en la primera mitad del siglo
XVIII, Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos Hermanas, Dos Hermanas, 2000.
SÁNCHEZ GuTIéRREZ, J., Lugares de nuestra Dos Hermanas, Revista Oficial de
Feria y Fiestas de Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos
Hermanas, 2003. SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., Calles, Plazas, Campo…Dos Hermanas, Excmo.
Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos Hermanas, 2004. SÁNCHEZ NÚÑEZ, P., Hacia un
Catálogo Monumental Urbanístico y Paisajístico, Revista Oficial de Feria y
Fiestas de Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, Dos Hermanas, Dos
Hermanas, 1980. 7. referencias documentales Adelante, Acción Católica, varios
números, Dos Hermanas, 1958 y 1959. Fototeca Municipal de Dos Hermanas, Archivo
Municipal de Dos Hermanas.